sábado, 25 de septiembre de 2010

R.

Nota M.E.B.:  Este es el ejemplo de una casi-anécdota contada por R., una persona real de la Ciudad Capital.  Si digo casi-anéctoda es porque la situación es en parte inventada por mi, en parte para protegerlo a él.  Lo que no me invento es la agudeza, las cadencias de su lenguaje y el humor de R., que son únicos y absolutamente suyos.  R. es un adicto a drogas habitual que hasta el momento ha sabido bregar con su adicción.  Su vida es una larga y extraordinaria, y, como él mismo me admitió un día, "Yo sigo vivo de milagro". 

***

“Pues salgo del baño y ya me estoy yendo pa mi casa, ¿no?, y parao en una esquina de la barra con otros tres cabrones veo a este chamaquito, así de chiquitito, un tapón, jovencito, y yo le paso por el frente y lo saludo y él se me queda mirando y yo sigo hasta la puerta diciéndome '(Hmm. Aquí va a pasar algo.)', y ya estoy en la puerta cuando oigo detrás esta vocecita que me dice, '¡Oye, mamabicho!', y yo me paro en la puerta y pienso '(Me cago en ná. Me tenía que tocar a mí. Otra vez.)', y me doy la vuelta y lo miro, un mocoso, con lanilla, acabao de salir de los pampers, y yo tengo que tomar una decisión, y cualquiera yo que coja ya yo se voy a salir jodío, si le digo algo me jodo, si no le digo na y sigo andando me jodo también, como quiera que sea estoy jodío, así que me digo '(que se joda)', y me paro y le digo, 'Mira, este, paisano, yo no te conozco a tí y tú no me conoces a mí. ¿Cómo es eso de andar por ahí llamándole mamabicho a la gente? ¿Qué es carajo eso?', entonces el chamaquito como que se planta y echa un paso al frente y viene y me dice, '¡Mira, hijoeputa!', '(¡Ah, ahora soy un hijoeputa! Esto se esta poniendo malo.)', y me le quedo mirando y veo que el mariconcito pone la carita apretá como pa que yo coja miedo, y me da gracia y me le sonrío, y él nene se encabrona y me dice, '¿Qué tu haces, cabrón?', '(¡Ay bendito!... Primero era un mamabicho, después un hijoeputa y ahora soy un cabrón. Esto no puede ser. Yo tengo que estar soñando.)' y miro al este piojo que todavía no le ha visto la uña al deo y no me puedo aguantar y me echo a reir, a carcajadas, ¡cuá cuá cuá cuá cuá cuá cuá!, y el nene se encabrona aún más y se mete la mano atrás y saca una nueve milímetros y me apunta y me dice, '¡Mira, pendejo!', y ahí fué que se acabó, '(Ah, no, no, no, no, no. Aquí no hay vuelta p'atrás. Quédate ahí. Voy p'allá. No te vayas.)' ¡Mira, ni que llamarme a mi un pendejo! ¿Tú puedes creer eso? A mi tú me puedes llamar todo lo que tú quieras: mamao, cabrón, hijoeputa, maricón, mamabicho, hasta perro muerto me puedes llamar, pero ni se te ocurra decirme pendejo a toda boca frente a tó el mundo, mi cielo, porque me estás obligando a barrer el piso contigo, así que voy adonde el enanito, le aparto el cañon para el lao y le digo, 'Mira,... jovencito, yo normalmente soy una persona pacifica y respetuosa, pero si tú te crees que me vas a asustar con el juguete ese que tu tienes ahí estás bien equivocao; ah, y yo no soy ningún pendejo, pa que lo sepas, así que te me vas disculpando ahora' [con la mano abierta dándole al mostrador] 'o no respondo de lo que pase', y entonces el piojo baja el cañón y se sonríe, el muy cabroncito, así bien contento, como si fuera un cumpleáños, y me presenta a los otros cabrones que andaban con él, me invita a una cerveza, '(Okey)', y yo bebiendo y él hablándome, congraciándose, y yo todo el tiempo: 'Si (¡canto e mamao!)', '¡Como no! (¡cabrón!)', 'Así mismo es. (¡so pendejo!)', 'Más claro no canta un gallo (¡maricón!)', y él piojo con una sonrisa se despide, y yo me despido también, '¡Ah, ja ja! (¡vete p'al carajo!)', y yo salgo y afuera cojo un deo y me lo paso por la frente. Así. Y suelto un chorro de sudor. Y me fui pa mi casa. Tranquilo. A comer. Arroz con habichuelas. Y sardinas. Y a ver televisión. El noticiero.”


COPYRIGHT por MAXIMILIANO E. BEMBA

lunes, 6 de septiembre de 2010

LOS ASTROPINGOS

Un OVNI hace estrafalarias y caóticas maniobras en los cielos del planeta Tierra hasta que se estrella en el pavimento enmedio de un gran estrépito. De entre los escombros de retorcido metal alienígeno se asoman y salen tres extraterrestres, VERGA, MAMERRO y PIPI, quienes tienen el sospechoso aspecto de penes flácidos. Cada uno se arrastra con la ayuda de dos esferas llenas de ensortijados pelos con los que tantean el suelo como antenas de cucarachas. Los tres son ciegos.

VERGA: Carajo, como que no se endonde estoy ni lo que estoy pisando.

MAMERRO: Se siente bien duro, así que creo que estamos seguros. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Chi.

Se aproxima un carro a toda velocidad.

VERGA: ¿No oyen nada extraño?

MAMERRO: Al parecer se acerca un nativo para darnos la bienvenida y el recibimiento.

VERGA: Hmmm... Yo como que no estoy muy seguro.

MAMERRO: Eres demasiado pesimista. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Chi.

El carro les pasa por encima y por poco los espacharra. Los tira popeta arriba. Luego de una pausa mortal se incorporan.

VERGA: ¿Se fijan? ¿No les dije que algo raro pasaba?

MAMERRO: Probablemente andaba de prisa. A la mejor iba a mear. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Chi.

Una doña camina por la acera rascándose el culo y erutando y escupiendo en la acera.

VERGA: Esnif. Esnif. Atiendan, como que creo que huelo un familiar y sabroso aroma.

MAMERRO: Yo también. Hace que me muera de la melancolía y que me pare. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Chi.

VERGA: Pues sigamos el sabroso aroma pues parece que nos conducirá a nuestro incierto destino.

Los tres extraterrestes se arrastran siguiendo el sabroso aroma hasta llegar a un edificio de tres pisos pintado de muchos colores, como un vómito de borracho. Entran y suben varias colinas empinadas hasta llegar al tercer piso y a la puerta de un apartamento, el 303.

VERGA: Como que hay un objeto rectangular y duro frente a nosotros.

MAMERRO: ¿Por qué no le damos gentiles macetazos como hicimos en aquel planeta de donde nos botaron la última vez?

VERGA: No creo que sea una buena idea. Es mejor que por nuestros cojones intentemos cruzar esta curiosa barrera y así llegar al origen de ese sabroso aroma.

MAMERRO: Puede que tengas razón. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Chi.

Los tres extraterrestres atraviesan la puerta como tirabuzones. Al llegar al otro lado, se arrastran hasta llegar al dormitorio y se encaraman en la cama donde la doña ronca. Los tres estan parados y pulsantes.

VERGA: Como que escucho ruidos animales y el sabroso aroma es tán intenso que estoy a punto de botar la leche y desmayarme.

MAMERRO: Y nosotros también. Tu ve por ese lado y nosotros buscamos por este otro.

VERGA: De acuerdo, pero acuérdense que los designios del destino son a veces misteriosos y profunditos.

MAMERRO: Okey. ¡Sígueme, Pipí!

Pasan varios minutos.

MAMERRO: ¡Lo encontramos! ¡Lo encontramos! El sabroso aroma proviene de una inmensa y peluda cueva como en los cuentos de hadas, y adentro parece que está bien mojadita como a nosotros los gusta. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: ¿Chi?

VERGA: Pues entremos, entonces. ¡Pero cuidado, ah! Que rumores me han contado y nada agradables son, ¿me escucharon?

Los tres extraterrestres entran y adentro se resbalan y caen y rozan las paredes que vibran y se emocionan y empiezan a cerrarse. Los tres se ponen tan duros y grandes que apenas se pueden mover. Entonces descubren de que no pueden salir.

VERGA: Como que yo creo que nos jodimos.

MAMERRO: Por esmayaos. ¿Verdad, Pipí?

PIPI: Mjm.

La doña despierta. Se levanta y camina hasta el inodoro en donde se sienta y empieza a pujar con fuerza. Truena un enorme peo y una abundante erupción de agua sucia salta fuera de la bacineta. Empapada, la doña se pone de pie, mira hacia adentro del recipiente de porcelana, jala la cadena y se aleja maldiciendo.

DOÑA: ¡Bah..., trillizos!

FIN

COPYRIGHT por MAXIMILIANO E. BEMBA

sábado, 4 de septiembre de 2010

LA FAMILIA RETRONUCLEAR

Una mosca, aburrida, zumbando vuela.

Entra EL DON descalzo, vestido camiseta y shores hasta la cocina cargando con un plato sucio al que tira en la montaña de vajilla humeante que se alza de adentro del fregadero. LA DOÑA, también descalza, vestida con batola, la cabeza llena de rolos y fumándose un cigarrillo, pasa un mapo mojao detrás del sofá.

EL DON: ¡Carajo! ¿Es que en esta casa nadie se va a encargar de lavar los platos?

LA DOÑA: Si tanto de preocupas de la vajilla ¿por qué no la lavas tú?

EL DON: Porque estaba ocupao asesinando las chinchas de tus pantaletas.

LA DOÑA: Y yo estoy ocupaísima mapeando los orines y churras y vómitos de detrás del sofá.

EL DON: Y yo ayer saqué un mojón gigante atascao dentro del inodoro... …con las dos manos.

LA DOÑA: Y esta mañana raspé con las manos y con los pies doce libras de mugre, polvo, grajo y hollín del piso, paredes y techo de la marquesina.

EL DON: ¿Ah, si?

LA DOÑA: ¿No me digas?

EL DON: ¿Qué es lo que tú te crées, que yo ando por ahí frotándome los cueros de los cojones?

LA DOÑA: ¿Y tú, que yo me la pasó tirá viendo películas de Yorch Cluni y jálandome los pelos de la chocha?

EL DON: (Amenazante) ¡Miraaa...!

LA DOÑA: (Amenazante) ¡Miraaa...!

Entra LA NENA, de once años, flaca, con bracers, totalmente en pelotas, y empieza a chillar malcriá en medio de la sala.

LA NENA: ¡Yaaaaaaaáááááá!!! ¡Ya estoy cansá de toa ejta mieldaaaaaaaaaaáááááá!!!

LA DOÑA: ¡Eso es todo lo que nos espera en esta apestosa vida! ¡Qué viva Papa Doc y Trujillo!

EL DON: ¡Aaaaaaaaaaáááááááááááh!!! ¡No puedo! ¡No puedo más con esta locura! ¡Me voy de aquí y no pienso regresar nunca más!

LA DOÑA: ¡Acaba y vete de una vez para que el abogado, el estado y los acreedores me quiten 70% de la pensión alimenticia!

LA NENA: ¡Iiiiiiiiiiiíííííííííííííííííí!!! ¡Tengo los pantis quemaos, nadie me comprende y me voy a suicidááááááááááááááál!!!

Mientras la garata continúa, se abre la puerta de la calle y entra EL NENE, un gordito de ocho años de cara apacible bajo enormes espejuelos, vestido de marinero, y quien jala una gran maleta de viajero con rueditas que está reventando de libros y libretas.

EL NENE: ¡Padrez de mi arma, ya llegué de la puta ejcuela! ¡Joder, pero que pezte a mierda hay aquí!

LA NENA: ¡Cállate, enano inmundo! ¡Mami, está hablando de mí! ¡Yo se que está hablando de mí!

EL NENE: ¡Puez claro que eztoy hablando e tí! Si dezde aquí puedo ver que tienej toa cagá la raja de loz fondilloz.

A NENA: Mira pendejo maricón, yo no estoy na de cagá. Es que tuve las menstruaciones y todavía no me he limpiao bien.

EL NENE: ¿Conque menstruaciones, ah? ¡Incluyendo laz der mez pasao, sin duda!

(Pausa mortal.)

LA NENA: Hijo de la granputa...

LA DOÑA: ¡Niña!

EL DON: ¡Déjala que hable, que los ensueños de la razón producen...! (mira con odio a LA DOÑA) ¡¡¡...monstruoooooooos!!!

LA DOÑA: ¡Viejo mamabicho!

EL DON: ¡Canto e sucia!

LA NENA: ¡Pendejo!

EL NENE: ¡Cagá!

LA DOÑA: ¡Mamabicho!

EL DON: ¡Sucia!

LA NENA: ¡Pendejo!

EL NENE: ¡Cagá!

LA DOÑA: ¡Mamabicho!

EL DON: ¡Sucia!

LA NENA: ¡Pendejo!

EL NENE: ¡Cagá!

Mientras esos se pelean se oye un rasguño desesperado en la puerta de la calle. Son EL PERRO y LA GATA.

EL PERRO: ¡Anda, apúrate gata, apúrate y abre la puerta!

LA GATA: Meao. ¡Aguántate que este truco apenas me lo aprendí de otro gato que hacía lo mismo en la internet!

Se abre la puerta en par y EL PERRO entra y LA GATA salta del pestillo. EL PERRO se da vuelta y empieza a ladrar hacia la calle.

EL PERRO: ¡Cabrón! ¡Cabrón! ¡Cabrón! ¡Cabrón!

LA GATA: Meao. Ya deja de ladrar chico. Si no es pa tanto.

EL PERRO: ¡Cabrón! ¡Cabrón! ¿No viste...? ¡Cabrón! ¿No viste el gas del mal que me zumbó la mujer esa que reparte la correspondencia?

LA GATA: Meao. Si lo vi. ¿Y tú qué esperabas? ¿Qué te tiraran un hueso?

EL PERRO: Más respeto y menos humillación. ¡Cabrón! ¡Cabrón!

LA GATA entonces ve a EL DON, LA DOÑA, LA NENA y EL NENE destrozándose a gritos.

LA GATA: Oye. Deja eso y mira a ver esto.

EL PERRO deja de ladrar y se da vuelta y mira extrañado a los amos insultarse. EL PERRO y LA GATA se sientan a mirarlos.

LA GATA: Meao. ¿A qué tu crees que se deba esto?

EL PERRO: No se. Pero sea lo que sea suena bien duro y pasa a cada rato, así que lo mejor es no meterse.

Luego de una eternidad, EL DON, LA DOÑA, LA NENA y EL NENE, extenuados, dejan de gritarse y se tiran de espaldas en los muebles que tienen de cerca.

LA NENA: Oigan, ¿alguien puede cerrar la puerta? Estoy esnúa.

EL NENE: Lo hago yo ahora. Dejame cojé un poquito de aire.

LA DOÑA: Si seguimos así nos vamos a matar.

EL DON: Es el fin. ¡El fin!

LA DOÑA: ¿De qué coño tu hablas?

EL DON: De que todos los días siempre hacemos lo mismo y todos los días acaban en una horrible ridiculez. Oh, Dios. ¡Oh, Dios! ¡Apiádate de nosotros!

En ese instante, de la cocina sale caminando un güimo. EL DON, LA DOÑA, LA NENA, EL NENE, EL PERRO y LA GATA contemplan al güimo llegar y detenerse en el mismo medio de la sala y mirarlos a todos con sorpresa.

EL DON, LA DOÑA, LA NENA, EL NENE, EL PERRO Y LA GATA: ¡¡¡Es un güimo!!!

EL DON, LA DOÑA, LA NENA, EL NENE, EL PERRO Y LA GATA le brincan encima al güimo, que está paralizado del terror. Una estrepitosa batalla campal estalla enmedio de la sala donde se oyen insultos, aullidos y escupitajos, y saltan por el aire rolos, bracers, espejuelos, unos shores, pelo de gato, el collar de un perro, las losetas del piso, los muebles de la sala y un güimo. Por la puerta abierta se asoma una mujer cartero con cartas en la mano, quien ve atónita el espectáculo.

MUJER CARTERO: (mirando hacia usted) ¡Virgen del peo, y yo con el dildo todavía en layaway!

La mosca, aburrida, vuela zumbando.

FIN

COPYRIGHT MAXIMILIANO E. BEMBA