VERGA: Carajo, como que no se endonde estoy ni lo que estoy pisando.
MAMERRO: Se siente bien duro, así que creo que estamos seguros. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Chi.
Se aproxima un carro a toda velocidad.
VERGA: ¿No oyen nada extraño?
MAMERRO: Al parecer se acerca un nativo para darnos la bienvenida y el recibimiento.
VERGA: Hmmm... Yo como que no estoy muy seguro.
MAMERRO: Eres demasiado pesimista. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Chi.
El carro les pasa por encima y por poco los espacharra. Los tira popeta arriba. Luego de una pausa mortal se incorporan.
VERGA: ¿Se fijan? ¿No les dije que algo raro pasaba?
MAMERRO: Probablemente andaba de prisa. A la mejor iba a mear. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Chi.
Una doña camina por la acera rascándose el culo y erutando y escupiendo en la acera.
VERGA: Esnif. Esnif. Atiendan, como que creo que huelo un familiar y sabroso aroma.
MAMERRO: Yo también. Hace que me muera de la melancolía y que me pare. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Chi.
VERGA: Pues sigamos el sabroso aroma pues parece que nos conducirá a nuestro incierto destino.
Los tres extraterrestes se arrastran siguiendo el sabroso aroma hasta llegar a un edificio de tres pisos pintado de muchos colores, como un vómito de borracho. Entran y suben varias colinas empinadas hasta llegar al tercer piso y a la puerta de un apartamento, el 303.
VERGA: Como que hay un objeto rectangular y duro frente a nosotros.
MAMERRO: ¿Por qué no le damos gentiles macetazos como hicimos en aquel planeta de donde nos botaron la última vez?
VERGA: No creo que sea una buena idea. Es mejor que por nuestros cojones intentemos cruzar esta curiosa barrera y así llegar al origen de ese sabroso aroma.
MAMERRO: Puede que tengas razón. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Chi.
Los tres extraterrestres atraviesan la puerta como tirabuzones. Al llegar al otro lado, se arrastran hasta llegar al dormitorio y se encaraman en la cama donde la doña ronca. Los tres estan parados y pulsantes.
VERGA: Como que escucho ruidos animales y el sabroso aroma es tán intenso que estoy a punto de botar la leche y desmayarme.
MAMERRO: Y nosotros también. Tu ve por ese lado y nosotros buscamos por este otro.
VERGA: De acuerdo, pero acuérdense que los designios del destino son a veces misteriosos y profunditos.
MAMERRO: Okey. ¡Sígueme, Pipí!
Pasan varios minutos.
MAMERRO: ¡Lo encontramos! ¡Lo encontramos! El sabroso aroma proviene de una inmensa y peluda cueva como en los cuentos de hadas, y adentro parece que está bien mojadita como a nosotros los gusta. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: ¿Chi?
VERGA: Pues entremos, entonces. ¡Pero cuidado, ah! Que rumores me han contado y nada agradables son, ¿me escucharon?
Los tres extraterrestres entran y adentro se resbalan y caen y rozan las paredes que vibran y se emocionan y empiezan a cerrarse. Los tres se ponen tan duros y grandes que apenas se pueden mover. Entonces descubren de que no pueden salir.
VERGA: Como que yo creo que nos jodimos.
MAMERRO: Por esmayaos. ¿Verdad, Pipí?
PIPI: Mjm.
La doña despierta. Se levanta y camina hasta el inodoro en donde se sienta y empieza a pujar con fuerza. Truena un enorme peo y una abundante erupción de agua sucia salta fuera de la bacineta. Empapada, la doña se pone de pie, mira hacia adentro del recipiente de porcelana, jala la cadena y se aleja maldiciendo.
DOÑA: ¡Bah..., trillizos!
FIN
COPYRIGHT por MAXIMILIANO E. BEMBA
COPYRIGHT por MAXIMILIANO E. BEMBA
La literatura erótica que estabas esperando:
ResponderBorrarlosrelatosdevance.blogspot.com